Merengue
El
merengue es un género musical bailable originado en la República Dominicana a
finales del siglo XIX. Es muy popular en todo el continente americano, donde es
considerado, junto con la salsa, como uno de los grandes géneros musicales
bailables que distinguen el género latinoamericano. También es muy popular en
parte de Europa, como España, entre otras latitudes. El merengue fue inscrito
el 30 de noviembre del 2016 en la lista representativa del Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
En
sus orígenes, el merengue dominicano era interpretado con instrumentos de
cuerda (bandurria y/o guitarra). Años más tarde, los instrumentos de cuerda
fueron sustituidos por el acordeón, conformándose así, junto con la güira y la
tambora, la estructura instrumental del conjunto de merengue típico. Este
conjunto, con sus tres instrumentos, representa la síntesis de las tres
culturas que conformaron la idiosincrasia de la cultura dominicana. La
influencia europea viene a estar representada por el acordeón, la africana por
la tambora, que es un tambor de dos parches, y la taína o aborigen por la güira.
Aunque
en algunas zonas de la República Dominicana, en especial en el Cibao y en la subregión
Noroeste, hay todavía conjuntos típicos con características similares a
aquellos pioneros, este ritmo fue evolucionando durante todo el siglo XX.
Primero, con la introducción de nuevos instrumentos como el saxofón y más tarde
con la aparición de orquestas con complejas secciones instrumentales de
vientos.
La
evolución del merengue de letra decente para amenizar una de sus rumbas. A
partir de entonces, se diseminó muy rápidamente por todo el país. En 1875 el
presidente Ulises Francisco Espaillat (conocido por sus escritos contra el
merengue) inició una campaña contra el merengue por sus bailes y letras
explícitas, pero fue totalmente inútil, pues ya el baile se había adueñado del
Cibao, donde se hizo fuerte a tal punto que se asocia hoy a esta región como la
cuna del merengue.
Como
fueron músicos cultos los que fijaron la forma musical del nuevo merengue, los
músicos populares trataron de imitar y seguir este modelo, mientras que el
hombre de campo continuó tocando el merengue en su forma original. Esto dio
origen a dos formas de merengue: el merengue folclórico o típico, que aún se
encuentra en los campos, y el merengue de salón, propio de los centros urbanos.
De esta manera, desplazó a algunos otros bailes típicos como la tumba, que
requería gran esfuerzo físico y mental, mientras que la coreografía del
merengue, en la que el hombre y la mujer no se sueltan nunca, era bastante
simple, aunque poco a poco fueron desarrollándose muchas diversas figuras para
este baile de salón con las personas. Hoy en día existe un gran repertorio de
este género musical en el cual se ha destacado el llamado "merengue
callejero".
Origen del Merengue.
Se
discute aún el origen del merengue. Entre las opiniones diferentes acerca del
tema encontramos:
·
Fué
Alfonseca quien inventó el merengue (Según Flérida de Nolasco).
·
Su
origen y aparición se pierde en las brumas del pasado (Julio Alberto
Hernández).
·
Nació
con carácter de melodía criolla tras la Batalla de Talanquera donde triunfaron
los dominicanos (Rafael Vidal).
·
Parece
ser que el merengue se desprende de una música cubana llamada UPA, una de cuyas
partes se llamaba merengue. La UPA pasó a Puerto Rico, de donde llegó a Santo
Domingo a mediados del siglo pasado (Fradique Lizardo).
Al
parecer Lizardo se acerca al meollo de la cuestión. En 1844 el merengue aún no
era popular, pero ya en 1850 se puso de moda, desplazando a la Tumba. A partir
de ese momento tuvo muchos detractores.
A
principios de la década de 1850 se desató en los periódicos de la capital
dominicana, una campaña en defensa de la Tumba y en contra del merengue que
reflejaba el auge que iba adquiriendo el merengue en detrimento de la última.
Don
Emilio Rodríquez Demorizi dice: "Los orígenes del merengue siguen pues, en
la niebla. No parece que pueda atribuirse a origen haitiano. De haber tenido
esa oscura procedencia no habría gozado de boga alguna en 1855, época de
cruentas luchas contra Haití; ni los que en ese año repudiaban al merengue habrían
dejado de señalar tal procedencia como suficiente motivo. Tampoco lo señaló
Ulises Francisco Espaillat en sus escritos contra el merengue en 1875". En
realidad, poco se sabe en concreto acerca del origen del merengue.
A
mediados del siglo pasado, de 1838 a 1849, un baile llamado URPA o UPA
Habanera, se paseó por el Caribe llegando a Puerto Rico donde fue bien
recibido. Este baile tenía un movimiento llamado merengue que al parecer es la
forma que se escogió para designar el baile y llegó a nuestro país donde ni
siquiera se mencionó en los primeros años. Posteriormente fue bien acogido y
hasta el coronel Alfonseca escribió piezas de la nueva música con títulos muy
populares como "¡Ay, Coco!", "El sancocho", "El que no
tiene dos pesos no baila", y "Huye Marcos Rojas que te coje la
pelota".
La
estructura musical del merengue en la forma que se puede considerar más representativa
constaba de paseo, cuerpo o merengue, y jaleo. Se le quiere atribuir a Emilio
Arté erróneamente el haber agregado el paseo al merengue tal como existía en su
época. Toda la música se escribe a un ritmo de 2 x 4 y existen discrepancias en
cuanto al número de compases que deben constituir cada parte, pues se abusaba a
veces al alargarlas "ad infinitum".
Las
formas literarias que acompañan al merengue son las más comunes dentro del arte
popular la copla, la seguidilla, y la décima, apareciendo pareados de vez en
cuando.
Desde
el principio el merengue se interpretó en los instrumentos que poseía el pueblo
y que les eran más fáciles de adquirir, las bandurrias dominicanas, el Tres, el
Cuatro. A fines de siglo pasado hizo su entrada por el Cibao el acordeón
diatónico de origen alemán que por su fácil manejo desplazó la bandurria. Por
sus escasas posibilidades melódicas este instrumento limitó la música que
interpretaba y así el merengue se conservó en cierta forma desvirtuado con relación
al original.
Con
esta variante el merengue se adentró en la sociedad dominicana, integrándose
por completo con ciertos sectores sociales desplazando inmediatamente a otras
danzas que como la Tumba, por ejemplo, requerían de sus ejecutantes
(bailadores) un gran esfuerzo mental y físico. Este último tenía once figuras
diferentes. Es fácil de imaginarse por qué el merengue con su coreografía
reducida a la más simple expresión pudiera desplazar a todos sus rivales y
acaparar el fervor del pueblo.
Coreografía
La coreografía
del merengue se reduce a lo siguiente:
·
El
hombre y la mujer entrelazados se desplazan lateralmente en lo que se llama
"paso de la empalizada", luego pueden dar vuelta hacia derecha o
izquierda. Esto constituye el verdadero "merengue de salón", en el
cual las parejas no se separaban jamás.
·
Existe
también lo que se conoce con el nombre de "merengue de figura" en el
cual las parejas hacían múltiples evoluciones y adornos o "floreros"
como se le llamaba, pero siempre sin soltarse.
·
El
merengue genuino y auténtico solo sobrevive en las zonas rurales. La forma
tradicional del merengue ha cambiado. El paseo desapareció. El cuerpo del
merengue se ha alargado un poco más y en vez de 8 a 12 compases a veces se le
ponen desde 32 hasta 48. El jaleo ha sufrido la introducción de ritmos exóticos
que lo han desnaturalizado.
Rechazo inicial y aceptación posterior
A
pesar de su auge entre las masas populares, la clase alta no aceptó el merengue
por mucho tiempo, por su vinculación con la música africana. Otra de las causas
que pesaron sobre el repudio y ataques contra el merengue fueron los textos
literarios que lo acompañan, generalmente subidos de tono. Por ejemplo:
Tó
loj' cuero* son de Santiago
y
en Santiago ello' viven bien
y
por culpa de'sa maidita
santiaguero
soy yo también
En
la Rep. Dominicana se le llama cuero a una mujer de poca dignidad, prostituta,
inmoral.
Otras
danzas dominicanas de origen negro no fueron atacadas por su carácter de danzas
rituales. Esto que chocaba con la concepción religiosa de los grupos de la
clase elevada. Su mismo carácter ritual hacía que su práctica se restringiera a
unos pocos lugares o días al año, con un alcance o difusión entre la población
muy limitado. El merengue por el contrario por su carácter de danza de regocijo
se introdujo con más facilidad en los lugares de fiestas generales y por esto
la reacción en contra si bien fue fuerte, fue vencida por el sabor de su ritmo.
En
1875 Ulises Francisco Espaillat inició una campaña contra el merengue que fue
totalmente inútil pues ya el baile se había adueñado del Cibao donde se hizo
fuerte a tal punto que se asocia hoy esta región como cuna del merengue. A
principios del presente siglo músicos cultos hicieron una gran campaña para la
introducción de esta danza en los salones. Los músicos populares se unieron a esa
campaña, la que encontraba siempre la resistencia que inspiraba el lenguaje
vulgar de las letras que acompañaban el ritmo. Juan F. García, Juan Espínola y
Julio Alberto Hernández, fueron pioneros en esa campaña. Su éxito no fue
inmediato ya que a pesar de que establecieron la forma musical del merengue, no
pudieron conseguir que el merengue penetrara en "la sociedad" y se
considerara como una creación del pueblo dominicano aceptándola sin
aspavientos.
El
panorama cambió a partir de 1930, pues Rafael L. Trujillo en su campaña
electoral usó varios conjuntos de "Perico Ripiao" y logro difundir el
aire nuevo a zonas donde no se le conocía previamente, ayudándole mucho en esa
difusión el uso de la radio recién llegada al país antes del inicio de la
dictadura.
A
pesar de esta gran difusión y propaganda no se aceptó de pleno el merengue en
lo que se llamaba "la buena sociedad dominicana" hasta que en una
familia de la "aristocracia" de Santiago, en ocasión de la
celebración de una fiesta solicitaron a Luis Alberti, que iba a amenizar con su
orquesta, que compusiera un merengue con "letras decentes", y éste
accedió. Compuso para tal ocasión el "Compadre Pedro Juan", el cual
no solo gustó, sino que causó furor, llegando a convertirse en el himno de los
merengues. A partir de ese momento comenzó a diseminarse el merengue. Para esto
la radio prestó una ayuda generosa.
Al
diseminarse el merengue por todo el ámbito nacional, produjo, como toda
manifestación cultural, variantes. Estas reflejan el manejo de los elementos
culturales hecho al acomodo y conveniencia de algunos.
Como
fueron músicos cultos los que fijaron la forma musical del nuevo merengue, los
músicos populares trataron de imitar y seguir este modelo mientras que el
hombre de campo continuó tocando el merengue de la misma forma. Esto dio origen
a dos formas de merengue bien diferenciadas entre sí. El merengue folklórico
auténtico que aún se encuentra en los campos, y el merengue de salón. Este
último es el que más se difunde y el que la gran mayoría de personas creen que
es folklórico.
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